jueves, 11 de junio de 2009

Con tres puntos suspensivos.

Las voces que te persiguen después de ser gritadas a la luna. La luna que te persigue injuriosa en cada esquina. Las esquinas presididas por Berenices, Rapunzels y Cenicientas desamparadas, por mujeres desalmadas de la noche. La noche que sin quererlo se acaba y se hace más pequeña, huyendo del sol y protegiendo a las estrellas, partiendo hacia otros universos.

Un espejo presidido de rosas rojas, manchadas de carmín, cayendo desde lo alto de los armarios que, cubiertos de polvo, nos descubren los secretos de la mañana.

Poco a poco te desperezas de las rejas que te impone la noche y el cansancio. Hoy ya no puedes hacer más. Mientras tanto te alimentas de recuerdos y de velas calientes, absorbiendo sin querer tu gravedad.

Te espero a los pies de la manta de hierba que cubre mi cuerpo, ahogado por la intensidad de este calvario que tú llamas vida.

A miles de lunas de aquellos otoños cubiertos de hojas y cumpleaños aparecerás vestido de rojo y cristal, impávido ante mi tierna estampa de cría de jabato moribundo.

Con dos libros en la mano y un billete de tren para ayer.

3 comentarios:

jorge dijo...

me ha encantado esto:

Con dos libros en la mano y un billete de tren para ayer.


un saludo
:)

Sergio dijo...

te equivocas, el billete de tren es para el viernes.

Logos, vectores y viceversa dijo...

Aún me sorprendo cuando compruebo cómo me da un vuelco el corazón cuando leo "un billete de tren para ayer". Los billetes de tren no deberían tener fecha de caducidad.