viernes, 14 de marzo de 2008

Y vivir de lo vivido...

Espero que de ahora en adelante ninguno de los dos salga a la calle, es algo que tenemos que evitar. O tú o yo, pero jamás los dos. He llegado a un punto en el que todas tu palabras me resultan hirientes, clavos ardiendo q me lanzas con saliva, escupiendo las palabras como si sintieras odio, rencor, hablándome como con intenciones de darme celos sobre tu vida, haciéndome quedar en ridículo frente al resto del mundo, frente a nuestros amigos, frente a aquellas personas que conoces gracias a mi. Pero ya no más. Ah no, ni un paso más. Hasta aquí llegó esta situación en la que tú, siempre tú tienes la razón.

¿pero sabes qué es lo peor? que como siempre, la culpa pienso que es mía. Tú utilizas las palabras, la memoria par atrastocar a tu antojo, usas los versos a tu antojo y los envuelves formando pequeñas pelotas que lanzas en la dirección que quieres, pues tus palabras convincentes convencen a cuaquiera, incluso a mí.

Y ya no más...Ahora soy yo el dueño de mis pasos.

Y que estas palabras llenas de ira y de fuerza no caigan en saco roto, y me enseñen a aprender, porque a pesar de todo te quiero y siempre serás mi amigo.

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